sábado, 30 de enero de 2010

París

Los reyes magos me trajeron un viaje a París con Sergio. Nunca fui a París, y siempre quise ir, desde que comencé a estudiar francés, con 10 años creo.
Fui a la Alianza Francesa de Quilmes durante 2 años con Roberta y su hermana, María Paula. Nos daba clases una chica que se llamaba Madame Orchidée, y la directora del colegio era una vieja chiquitita y encorvada: Madame Cannó (nunca supe como se escribía). Éramos sólo las 3 en clase. Nadie más estudiaba francés en Quilmes por ese entonces.
Puedo decir que en esos 2 años de francés no aprendí absolutamente nada. Tengo vagos recuerdos de cantar el rap de JORDI, y una canción del libro de texto que se llamaba Sans frontières...
Pobre Madame Orchidée. Estábamos en clase y nos escapábamos por la ventana que estaba abierta. Nos íbamos al lavabo en medio de la clase y ahí nos quedábamos, jugando. También nos inventamos una historia de que había fantasmas en el centro. Hasta los vimos y todo...
Un día, la madre de Roberta nos fue a recoger. Madame Orchidée le dijo muy amablemente que no nos apuntara el curso siguiente. No nos iban a dar clase.
De esa manera tan sutil, me echaron de la Alianza Francesa.
La madre de Roberta era profesora de francés, y a partir de ahí ella fue mi profesora y por suerte aprendí todo lo que Madame Orchidée no me había podido enseñar por mi mal comportamiento y por su ineficacia. Menos mal.
Ahora voy a poner a prueba todos los conocimientos adquiridos.

Y voy a comprarme todos los souvenirs de Pepe le pou, el zorrino apestoso.




martes, 12 de enero de 2010

BARCELONA, por Antonio Ponz, viajero español

Digo, pues [...] que Barcelona tiene todas las cualidades[...] fuerte, abundante,
frondosa, bien situada entre dos ríos, que contribuyen a su felicidad; casi toda en
una llanura, con muchos jardines dentro y fuera de sus murallas, casas de recreo
en su campiña, y concurrida de extranjeros por su puerto y comercio [...] la
actividad de los moradores de Barcelona en sus respectivos trabajos y
ocupaciones no necesita encomiarse: cualquiera la conoce al entrar por sus
puertas. Así los barceloneses como los demás catalanes, son los más solícitos en
mejorar cada cual su suerte[...] Es, pues, Barcelona la ciudad de España que más
desmiente las imputaciones de algunos escritores extranjeros, empeñados en
divulgar nuestra desidia, abandono, pereza, falta de industria y otras gracias con
que nos favorecen; y lo mismo puede decirse de la mayor parte del Principado.

De "Viaje a España" 1772-94