
Yo, el año pasado, por estas fechas masomenos fui a Firenze, que como todos bien saben me gustó tanto. Ahora encontré mi nueva profesión, fotógrafa profesional de iglesias.
Romina me preguntó:- Ay lu, ¿como puede ser que te gusten las iglesias?
Ahora tendría que venir mi argumentación. Pero nisiquiera sé porqué me gustan. La de la foto, en especial, me parece la más linda. Es de Brunelleschi, como no.
Antes la verdad que nunca me había fijado en la belleza de las iglesias, pero después de haber machacado varias plantas, fachadas y demás, aprendí a encontrarlas estéticas y placenteras a la vista.
Y a veces eso pasa, lo más divertido, el gusto cambiante. Que hace que un día pases de algo y al otro te encante. En definitiva, ahí está la gracia, creo yo.